Trabajadores contentos, hospital rentable.

No apagues la llama del entusiasmo.






Un libro yo escribiré
te dedicaré un poema
pues tu has de saber
que me sentí muy querida
y me trataste muy bien.

Recuerdos de mi Hospital
que en mi alma están grabados
son retazos de mi vida
en los que has participado.

¿Qué es un hospital me preguntas…?




Un edificio, a veces alquilado donde hay numerosos pasillos largos y deshumanizados.
¿Pués dónde radica el valor del Hospital?
El cien por cien del valor está en sus recursos humanos, sus trabajadores son los que ponen en valor al Hospital, esos buenos profesionales que dan una calidad asistencial humanizada, del personal que con coraje y esfuerzo sacan cada día el trabajo.
¿De dónde viene ese entusiasmo y esa motivación de los trabajadores?
Una parte se nace y otra se hace.
Nadie quiere ser un código de barras, al trabajador hay que valorarlo, atenderlo, escucharlo y responder a sus necesidades para que pueda compatibilizar la vida familiar con la laboral, la empatía y genosidad que por parte de tu superior te ofrezca es la que va a recibir.
La vida es un boomerang, todo vuelve a ti con creces, si el trabajador está contento, existirán menos bajas laborales, trabajarán con interés, se volcarán y sentirán pertenencia a su Hospital, si consiguen ese valor y ese coraje, esa motivación por parte del trabajador el primero en ser favorecido es el Hospital para el que trabaja.
Hay que sembrar para cosechar…, al trabajador hay que mimarlo, de ellos depende el éxito del Hospital, esos granitos de arena son el fundamento, el trabajo hecho con alegría, da satisfacción propia al que lo hace, y encumbra y enaltelce al Hospital para el que haga sus servicios.

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