Aleida nos cautivó en la Unidad de Neonatología, fue un placer cuidarla.
Gracias Marta por compartir conmigo esos días en que tu hija Aleida necesitó de nuestros cuidados en la Unidad de Neonatología.
Tiene una madre con una paciencia y un amor tierno y adorable, te vi siempre con ese coraje de la perseverancia cada día que acudías a nuestra unidad de Neonatos.
Gracias por darme el consentimiento para publicar tus fotos en que Aleida nos cautivó, es preciosa y tu amabilidad y trato con todo el equipo durante un mes hizo que nuestros lazos profesionales y humanos fueran estrechos y nació el cariño, ese que te mereces por nuesta parte, y has demostrado con creces ser una mujer valiente y muy humana.
Deseo que vuestra hija Aleida sea muy feliz junto a ti y tu pareja, os lo merecéis.
Un abrazo entrañable para los tres, suerte que tuve de conoceros, Dios quiso ponerte en mi camino y no os olvidaré.
Acabo de recibir vía email tu poema que publico con mucho gusto y muchas fotos de Aleida, está preciosa.
"Si guardas en tu puesto la cabeza tranquila
cuando todo a tu lado es cabeza perdida;
Si en ti mismo tienes una fe que te niegan,
y nunca desprecias las dudas que ellos tengan;
Si esperas en tu puesto, sin fatiga en la espera;
Si, engañado, no engañas;
Si no buscas más odio que el odio que te tengan...
Si eres bueno y no finges ser mejor de lo que eres;
si al hablar no exageras lo que sabes y quieres;
si sueñas, y los sueños no te hacen su esclavo;
si piensas y rechazas lo que piensas en vano;
si tropiezas con el triunfo, si a la cumbre llega tu derrota
y a estos dos impostores los tratas de igual forma;
Si logras que se sepa la verdad que has hablado,
a pesar del sofisma del orbe encanallado;
Si vuelves al comienzo del trabajo perdido,
aunque esta obra dure toda tu vida;
Si arriesgas al momento y lleno de alegría
tus ganancias de siempre a la suerte de un día,
y pierdes y te lanzas de nuevo a la pelea,
sin decir nada a nadie de lo que es y lo que era;
Si logras que nervios y corazón te asistan,
aún después de su fuga de tu cuerpo en fatiga,
y se agarren contigo cuando no quede nada,
porque tú lo deseas y lo quieres y mandas;
Si hablas con el pueblo y guardas tu virtud;
Si marchas junto a reyes a tu paso y tu luz;
Si nadie que te hiera llega a hacerte una herida;
Si todos te reclaman, y ninguno te precisa;
Si llenas un minuto envidiable y certero
de sesenta segundos que te lleven al cielo...
toda esta tierra será dominio tuyo
y aún mucho más, serás hombre, hijo mío".
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