Apuntes para la reflexión sanitaria.
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La defensa del Sistema Nacional de Salud desde la consulta
Nuestra sanidad pública está sufriendo un implacable ataque por parte del poder político que busca en la colaboración público-privada el mercado de negocios que se ha perdido tras la implosión de la burbuja inmobiliaria.
Su defensa es tarea de todos y, en ella, nos estamos poniendo de acuerdo usuarios y trabajadores de la sanidad pública. La “marea blanca” es un amplio movimiento en el que caben todas las sensibilidades y todos los intereses que confluyan en el objetivo de parar una política con una alta carga ideológica que utiliza los puntos débiles del sistema para justificar su acción de gobierno. Salir a las calles unidos con consignas comunes conforma un estado de opinión social, cada vez más mayoritario, que socava la fanfarrona creencia del “voto cautivo” con la que se vanaglorian los dirigentes de la derecha política de este país.
La defensa “generalista” es necesaria pero…en mi opinión, no suficiente. Entiendo que entrar en esos puntos débiles y resolver sus ineficiencias es una labor prioritaria.
Evidentemente hay acciones que sólo se pueden efectuar desde una gestión de gobierno como la rectificación de la política del medicamento, la falta de agencias eficaces de evaluación de tecnologías sanitarias o la reorganización de la gestión sanitaria y clínica. Pero la defensa de lo público también debe ser una opción individual del profesional que atiende cada día a los pacientes.
Los profesionales tenemos que entender que somos corresponsables de la utilización de los recursos del sistema, de la calidad de la atención y del trato que ofrece a sus usuarios, de nuestros rendimientos o productividad y, sobre todo, de nuestro compromiso con los valores propios de la sanidad pública.
Ministerio de Sanidad y Política Social
Cuanto peor tratemos a un usuario, menos querrá defender la sanidad pública; cuanto menos pacientes atendamos en consulta, más listas de espera se generarán y aumentará el deseo de los usuarios a ser atendidos por la privada; cuantos más medicamentos “me too” (igual o menos efectivos pero más caros) empleemos, más gasto público innecesario en farmacia; cuanto más pruebas no justificadas de diagnóstico por imagen solicitemos, más negocio con la privada.
Hay un importante cambio profesional que emprender y depende del peso específico que otorguemos a una serie de variables que, de alguna manera, pueden ser dicotómicas: colaboración con farmaindustria/despidos de personal interino o amortización de jubilaciones, bajo rendimiento en la consulta/listas de espera/más dinero público en manos privadas, mala optimización de recursos diagnósticos y terapéuticos/pérdida de la universalidad/cierre de plantas hospitalarias y de servicios de urgencias, o, si se prefiere, cuanto peor se gestione la consulta, más recortes. Recordemos la teoría del caos: en sistemas dinámicos pequeñas variaciones en las condiciones iniciales pueden implicar grandes diferencias en el comportamiento futuro.
Soy consciente que presentar esto como una situación de causa/efecto tal vez no sea justo, máxime cuando parto de que las dicotomías son utilizadas por razones ideológicas pero, indudablemente, incluso en el mejor momento de crecimiento económico de nuestro país, estos cambios en la cultura profesional son siempre necesarios. Los sanitarios públicos gestionamos dineros públicos y este hecho, por obvio que sea, nos obliga.
Defendamos la sanidad pública, también en nuestras acciones profesionales
Publicado 3 days ago por José Martínez López
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