Rosa Parks: “Javier, escucha” « LA VOZ DEL HULP

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Estimado Javier:

Rosa Parks: “Javier, escucha”...



Hoy es Lunes de Pascua y como ha habido unos días de relax en el conflicto sanitario, he podido centrarme más en ti, en la persona, ya que ese es realmente mi trabajo. En este sentido me tienes, ciertamente, muy preocupada porque creo que no quieres ver, que no escuchas.


Te pongo un ejemplo. Los profesionales sanitarios madrileños han estado recogiendo firmas de los ciudadanos contra tu plan desde el inicio de la protesta sanitaria. Resulta que tras el millón inicial de firmas entregadas en diciembre pasado, hace unos cuantos días pudieron presentarte 400.000 firmas más y vas tú y te despachas diciendo que “son contra la venta de la sanidad, algo que es falso“. Querido Javier, ¿no te das cuenta que estás faltando el respeto a casi un millón y medio de tus conciudadanos, a los que por cierto te debes? Pueden tener posiciones distintas, pero no por ello los tildes de tontos. Entiendo que en tu dilatada vida de partido hayas tenido cerca personas que manipularan la opinión pública pero ¿cómo no se van a dar cuenta 1,5 millones de personas que lo que firman es falso? Javier, esa no es la actitud que se espera de un gobernante responsable.



La situación de la Sanidad madrileña es como la que viví en aquel autobús de Montgomery el 1 de diciembre de 1955 cuando me negué a ceder mi asiento porque sí, por el color de mi piel, a una persona de raza blanca. A pesar de que la postura que defendía el chófer era legal, no por ello era menos injusta. Yo quería dialogar con el chófer, pero él no. No hubo diálogo y luego ya sabes cómo discurrieron los acontecimientos. La sociedad entendió que era injusto y ¡conseguimos cambiar la ley! Debes tener presente que esta gran victoria de los derechos civiles, tan democrática, tan justa, se fraguó en la calle.


Por eso te pregunto ¿qué te pasa, Javier? ¿por qué esa oposición a dialogar de forma real, a tener en cuenta las posiciones de otros intentando ver aquella parte que puedan tener de razonable? Me recuerdas mucho a los políticos blancos de Alabama. Sólo escuchaban a aquellos que les daban la razón. O a aquellos que no discutían la premisa segregacionista. Recuerdo una comisión de trabajo para discutir si era mejor mantener los autobuses públicos con zonas para blancos y zonas para negros o era preferible poner autobuses para blancos y autobuses para negros (de menor calidad estos últimos, of course). Igual que cuando dices que reúnes a los Jefes de Servicio y responsables de enfermería de los 6 hospitales que quieres privatizar, contando con ellos para definir bien las condiciones de licitación. Muy preocupada, Javier, muy preocupada me tienes por tu manera de entender la escucha y el diálogo.


Mira, Javier, si no escuchas, te puede pasar lo que les ocurrió unos años después a los de la NASA con el Challenger. Les explotó en la cara porque fueron incapaces de tener en cuenta la opinión de algunos técnicos muy cualificados que discreparon. A estos ingenieros se les exigió que demostraran que no era seguro hacer el lanzamiento, en lugar de demostrar que las condiciones eran seguras. Tras el accidente, se reveló que los directores de la NASA a menudo ignoraban normas de seguridad para mantener el ritmo de lanzamientos. A mí, esto me recuerda mucho a tu discurso sanitario. Insistes en que la privatización (o externalización) es la solución pero ¿por qué no proporcionas los datos que justifican que la privatización sanitaria ahorra y/o mantiene los estándares de calidad asistencial? Houston, tenemos un problema. Javier, tu ya tienes más de uno.


Para que veas que no me preocupo sólo por los ciudadanos, sino fundamentalmente por ti, voy a hacerte una reflexión de índole personal. Seguro que te sientes muy apoyado por tu gente. Ten cuidado, te van a dejar solo. No lo dudes. Eres una pieza más de su engranaje, de usar y tirar, porque saben -y tú también lo sabes- que no os guía la razón, que hay intereses secundarios. Cuando uno escucha a los adversarios, de manera real, sin descalificaciones innecesarias, se gana su aprecio y su respeto y puede llegar a acuerdos razonables. Ahora son todo palmadas en la espalda y ese coro de mediocres que te acompaña te acabará dando la patada cuando ya no les sirvas. Tienes el perfil ideal de chivo expiatorio interno: te desgastas en las ruedas de prensa (sí, eres el que da la cara), estás en la segunda fila del aparato (a Ignacio le vienes de perlas), mantener la disciplina de partido es tu primer mandamiento (callarás obedientemente) y no vas sobrado de liderazgo. Todo esto te lo digo desde la convicción de que no eres mala gente. Pero ¡date prisa! Aún estás a tiempo de rectificar, ¡¡¡e-s-c-u-c-h-a!!!

Tu ángel de la guardia que tanto vela por ti.

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