Relato corto "Mirando al Mar" de la escritora Aurea-Vicenta González Martínez para todos los pacientes del Infanta Sofía.


MIRANDO AL MAR de anna jané


Gracias Aurea por tu relato; un motivo más para entretener los días de ingreso de los pacientes de mi hospital.
Me encanta como escribes y como persona eres muy generosa.
Un beso enorme :))


"Mirando al mar".
Miraba el mar, los ojos perdidos en el azul infinito, recordando los felices tiempos de la dulce y perdida infancia, absorta, lo mismo que entonces, en la suave curvatura que traza el horizonte en este amado recodo, y, de repente, casi enredándose entre mi suela  y las briznillas secas de la pinaza, un pequeño dragoncillo se atravesó en el camino. Sobresaltada, paré en seco  la marcha y procuré mantener en alto el pie, para mi sorpresa, el diminuto reptil también detuvo todo movimiento y se acogió a la sombra de mi bota de montaña que permanecía en precario equilibro, suspendida entre su cuerpecillo y el suelo.
Pasaron unos segundos que se me hicieron eternos,  la desazonante criatura me miraba fijamente con sus ojillos redondos infinitamente oscuros, ya no sabía si podría mantenerme en el incómodo suspenso, imposible hacerme a un lado con un limpio salto pues el inmisericorde pedregal de los bordes del estrecho sendero parecía presto a lacerar cualquier punto de mi cuerpo a la mínima ocasión y la soledad del lugar no auguraba ayuda alguna.
Desapareció de mis sentidos cualquier recuerdo del precioso líquido recién atisbado, el turquesa de las aguas huyó de mis pupilas y ya sólo tenía ojos para las desconcertantes perlas negras del chocante saurio que parecían retarme con su pasmosa quietud.
"-¿Qué quieres?"
Me oí decir, consciente de la extravagancia que representaba aquello y de lo poco razonable que estaba siendo yo. No es que esperase respuesta pero..., la hubo, vaya si me la dio el desafiante reptil.
Dio un brinco, se colocó encima de mi bota, trepó velozmente por la pernera de los pantalones y se enfundó en el gran  bolsillo lateral de mi mejor prenda para expediciones campestres.
Bajé lentamente el pie tratando de no perder la serenidad del todo, el cuerpo me temblaba tanto que hubiese pasado desapercibido para mí cualquier temblor de tierra de los muchos y frecuentes que se suceden en la montañosa zona,  afiancé mi posición lo más posible con los dos pies bien juntos y tras eso, comprobé estupefacta cómo la triangular cabeza del osado animalillo reaparecía portando en la puntiaguda boca un buen trocito de bizcocho, que sin duda se quedó ahí tras el frugal desayuno con que comencé la emocionada e impaciente andadura hacia los restos de lo que en otra época fue mi hogar y hoy, como todo lo que me rodea exceptuando algunos pinos jóvenes y los recalcitrantes y duraderos algarrobos que han rebrotado con vigor desde las raíces y los destrozados troncos, es un montón de desechos que se pudren al sol.
Mi landronzuelo invasor saltó con gracia hasta el muelle colchón vegetal de la senda y desapareció entre los afilados cantos que la orlan no sin antes dedicarme un último y brillante vistazo mientras se acababa de tragar las amarillas migas del nutritivo botín.
Me volví por donde había venido, aquello ya no es mi casa.
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Comentarios

  1. Querida Victoria.
    Todo un lujo, y un placer inmenso, el ver aquí el pequeño escrito y saber que puede ayudar un poquito. Gracias.
    Mi sincera felicitación por tu gran labor.
    Un abrazo.

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    1. Gracias a ti Aurea que sigas escribiendo tus relatos y te sigas acordando de los pacientes de "Mi Querido Hospital". Un abrazo entrañable. Victoria.

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  2. Muy bonito texto, al principio parece que te confundes con el azul del horizonte y luego todo parece que te hace cosquillas y te hace temblar ante la presencia de un osado huésped. Genial los sutiles adjetivos que dedica Vicentita, su ingeniosidad y manera de sugerir y observar la naturaleza y comunicarla. Muchos besitos desde Sevilla. Abrazos! Esther llull.

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    1. Hola Ishtar gracias por tu comentario. Es deliciosamente bonito como nos los cuenta... Aurea Vicenta o Vicentita como tu la llamas cariñosamente, seguro que la sigues en la plataforma literaria de la casa del libro. Lda."Libro de arena"

      Besos mil.

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  3. Es muy bueno amiga Aurea, me encanta como escribes, haber si en algún momento puedo conseguir un libro tuyo, me encantaría. Eres como amiga lo más, nunca te olvidas de tus amigos y sobre todo de los areneros.
    besitossssssssss

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    1. Conchita vaya contenta que se va a quedar Aurea, así me gusta.
      Tenemos que animar a los de la plataforma literaria de LDA. que se animen a publicar sus relatos para mis pacientes!!!
      Gracias una vez más por dejar tu extraordianario relato en mi blog.
      Besos para las dos. Victoria.

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