Por Joan Carles March. Profesor de la Escuela Andaluza de Salud Pública.
Hace unos días tuve el placer de presentar el documental grabado en un hospital oncohematológico en Nicaragua, realizado por el poeta Daniel Rodríguez Moya (http://www.danielrodriguezmoya.com) titulado Me gustan los poemas, me gusta la vida, hecho a partir de los talleres de poesía que se hacían en dicho hospital.
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Hay palabras sencillas, adecuadas, amables, que son un regalo. Expresadas desde la espontaneidad, un «adiós», un «gracias», un «por favor», un «te quiero» pueden iluminar un momento, y en según qué circunstancias, ser el recuerdo que da también sentido a una vida. Y es que la poesía es saludable y la salud es poética y además, las palabras curan y cuando uno las escribe, se cura a sí mismo.
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