Entrevista al Profesor Julio Mayol...



Entrevistamos al Profesor Julio Mayol, director médico del Hospital Clínico San Carlos y director de la Unidad de Innovación del IdISSC

Dr. Julio Mayol


Hoy en Cardioteca el Dr. Alberto Esteban, editor científico de nuestra web, entrevista al Profesor Julio Mayol. El Dr. Mayol es Profesor Titular de Cirugía de la Universidad Complutense de Madrid (acreditado como catedrático por la ANECA), Director de la Unidad de Innovación del Instituto de Investigación Sanitaria San Carlos y desde hace menos de un año Director Médico del Hospital Clínico San Carlos. Además, es un referente en innovación y desarrollo, con gran relevancia en las redes sociales dentro del mundo académico y sanitario y además, desde la reciente publicación de su novela “La guardia del doctor Klint”, es también literato.



Desde hace unos meses Julio Mayol es el director médico del Hospital Clínico Universitario San Carlos… esto es una oportunidad, un privilegio, un yugo…¿o un poco de todo?

Sin dudarlo, es un privilegio. Después de haber sido estudiante, residente, adjunto y jefe clínico, no puede haber mayor honor, y también reto, que ser director médico de esta institución, que es un emblema de la sanidad no sólo madrileña, sino española. 

Por lo tanto, parece claro que dirigir una institución como el Hospital Clínico San Carlos es un reto y una oportunidad. ¿Dónde le gustaría que estuviera el Clínico San Carlos de aquí en unos años? Y sobre todo, ¿qué estándares de calidad son, para usted, los más importantes en este camino?

La reputación del Hospital Clínico ha mejorado muy sustancialmente desde los tiempos en los que yo era estudiante, a mediados de los 80. Pero no es suficiente. Toda organización, también las sanitarias, debe ser dinámica, en constante mejora, para responder a nuevos problemas y necesidades de los ciudadanos; y de los pacientes. ¿El destino? Hacer bien lo correcto. Esto es, pasar de un Hospital que presta servicios de calidad a un Hospital que obtiene los mejores resultados en salud para sus usuarios de la manera más eficiente. Esto nos debe llevar de medir “lo que hacemos” a medir “lo que conseguimos” en la búsqueda de la mejora continua. 

Por lo tanto, deberíamos plantearnos si el concepto de hospital universitario debería cambiar, sin ser un mero apéndice de la Universidad ni al revés. Viendo diferentes modelos, como los británicos o como los estadounidenses…y la realidad de nuestro país, ¿Cómo cree que debería ser un hospital universitario que quisiera alcanzar la excelencia?

Debe ser un modelo de investigación y educación en acción. Un hospital como el nuestro está indisolublemente vinculado a la generación de conocimiento (investigación) para encontrar soluciones a los problemas clínicos y necesidades no cubiertas, y a la transmisión del conocimiento (educación, entrenamiento y formación continuada). El Hospital Clínico San Carlos debe ser un excelente productor y un ávido consumidor de Conocimiento para la mejora continua de la atención sanitaria. 

Y para conseguir la excelencia, ¿Qué cree que es más importante? ¿El dinero? ¿Los gestores? ¿Las leyes? Porque no siempre más dinero es garantía de una mejor atención y una mayor excelencia…

De hecho, hay modelos que sugieren que el exceso de medios, a partir de ciertos niveles, puede empeorar los resultados de salud de los pacientes. Las tres claves para mejora de nuestro Hospital son: 1) Las personas (con buenas personas, bien formadas y competentes, siempre se llega más lejos) 2) Las reglas del sistema (basadas en la razón y en la mejor evidencia disponible en cada momento) 3) Los recursos materiales (dimensionados adecuadamente no para hacer más, sino para hacer mejor). 

Por lo tanto, la excelencia depende también de tener los mejores profesionales… ¿No cree que si se reevaluara periódicamente la capacitación y competencias de los funcionarios públicos mejoraría la calidad de la Sanidad pública? ¿O el sistema es demasiado rígido como para eso?

Los profesionales se definen como tales por: 1) Miden las consecuencias de sus actos 2) Son transparentes y hacen públicos los resultados 3) Rinden cuentas.

No resulta fácil pasar de una organización “paternalista” del trabajo a otra basada en la transparencia y la rendición, de cuentas porque lo que tenemos es parte de una cultura fuertemente arraigada. El cambio no se puede producir sólo en el campo de la sanidad. Debe afectar a toda la sociedad, desde la infancia, en las escuelas, en las familias… 

Existe otro tema espinoso que a usted como profesor universitario y médico de un hospital universitario le afecta, y es la troncalidad. Figuras relevantes de la medicina en España ya han señalado que la troncalidad supondría un empeoramiento de la calidad de la formación MIR, que es un modelo de excelencia en Europa. ¿Qué opinión le merece la troncalidad?

Yo estoy, desde el punto de vista teórico, a favor de la troncalidad. Como lo estoy del Espacio Europeo de Enseñanza Superior. En lo que no estoy de acuerdo es en cambiar nombres y normativas para continuar haciendo más de lo mismo. Es agotador. Bolonia no ha entrado en la universidad española. Lamentablemente, la troncalidad tampoco entrará en nuestro sistema de formación sanitaria. 

¿Dónde se siente más cómodo, en las reuniones de #clinicoentwitter, en un acto de la Real Academia de Medicina y Cirugía o en una colectomía radical?

Lo confieso, me encanta la cirugía. Pero no es excluyente. Todo tiene su momento y su situación mental. Espero que alguna vez podamos hacer #clinicoentwitter en la Academia. De hecho, en febrero daré una conferencia sobre Medicina en las Redes Sociales. 

Lo que parece claro es que usted es un ferviente defensor de las redes sociales como parte del proceso traslacional de la asistencia sanitaria (investigación, asistencia y docencia). ¿Dónde cree que tiene más impacto la tecnología y las redes sociales dentro de este proceso?

En la facilitación de la comunicación. En cualquier organización humana, del tamaño que sea, la comunicación es el proceso esencial que facilita todos los demás. Las redes sociales digitales nos han abierto el campo de juego, nos han ampliado el acceso a otras ideas y han borrado fronteras en la comunicación. Incluso dentro de organizaciones aparentemente pequeñas. No hace tanto tiempo era imposible que estudiantes, residentes, enfermeras o administrativos de un hospital intercambiaran opiniones y debatieran con un directora de enfermería o un director médico, como pasa en #clinicoentwitter. Aunque no hubiera barreras reales, las había mentales. Eso no es una excusa actualmente. 

Sin embargo no es oro todo lo que reluce…

Siempre hay riesgos. Siempre hay problemas. Si no los hubieras, ¡qué aburrimiento! 

Finalmente le queríamos pedir tres consejos, a Julio Mayol o al Dr. Klint, como usted prefiera. ¿Qué le diría a un estudiante de medicina o a un R1 que acaban de empezar su vida profesional? ¿Y qué le diría a un profesional sanitario que ha perdido la motivación por su trabajo? ¿Y a las autoridades sanitarias que se encargan de la macrogestión de nuestros hospitales públicos?

Al primero, que no olvide el privilegio que supone que una persona le confíe su vida. No existe un gesto más humano ni un compromiso más grande. Si no lo siente como una pasión, mejor dedicarse a otra cosa.

Al segundo, que la motivación es algo interno, que no la podemos incentivar desde el sistema. Pero que no se resigne. Nuestra motivación como profesionales está en los resultados de nuestra actividad. Así que le ofrecería mi colaboración para que los encuentre, los analice y les de un significado. Esta es una opción que pocos otros tienen, podemos marcar diferencias en la vida de la gente.

A las autoridades sanitarias les pediría valentía. Buena intención seguro que tienen. Todos la tenemos. Todos los seres humanos encontramos algo que justifica nuestras decisiones. Pero deben atreverse a transformar el sistema. Los retos son distintos y no se pueden resolver con las técnicas de siempre.





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