Gimnasia Emocional. José Luis Bimbela Pedrola.
La Organización Mundial de la Salud puso de manifiesto, hace ya unas cuantas décadas, que la salud tiene tres componentes fundamentales: biofísico, psicoemocional y social. Ahora, ya en el siglo XXI, el auge del cuidado a los aspectos físicos de la salud es evidente y el impresionante boom de los balnearios, los centros de talasoterapia, los spas y los profesionales que ofrecen masajes de todo tipo (ayurvédico, reiki, shiatsu, relajante, terapéutico) son sólo una muestra. Y eso es, sin duda, una buenísima noticia.
Sin embargo, algunos ciudadanos que hacen uso de estos servicios están notando que, pasados los beneficiosos efectos inmediatos (relajación, tranquilidad, disminución del dolor), el malestar, la tensión, y el nerviosismo vuelven a aparecer al cabo de un tiempo. ¿Por qué? Si no se modifica la forma de ver las cosas, de ver la vida al cabo de unos días la tensión, el malestar y los dolores varios vuelven aparecer. Por decirlo gráficamente: si no cambiamos el chip va a resultar complicado mantener el bienestar físico. Si no modificamos también los componentes psicoemocionales de nuestra salud, la mejora del componente físico va a ser, probablemente, sólo momentánea.
Lo que presentamos en esta publicación es precisamente la otra cara de la moneda, el complemento de ese masaje o de esa estancia en el balneario. Llevamos muchos años hablando de la inteligencia emocional y ha llegado ya el momento de pasar a la acción, de pasar de los dichos a los hechos y de facilitarle al ciudadano los ejercicios de una TABLA DE GIMNASIA EMOCIONAL que le permita ser más feliz y desarrollarse plenamente como persona al ejercer todo el poder sobre sí mismo que le corresponde.
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