PESADILLA EN EL HOSPITAL. ¡¡¡Covid-19!!!
COVID-19
Llegó de repente.... Y en el alma quedará para siempre.
Grabado en vena entró para no perderme nada.
Sentí la guerra. Una batalla que había que ganar y no podíamos perder tiempo.
Pasión, dolor, ansia pura de hacer bien el bien.
Sufrimiento y lágrimas.
Trabajaba contrareloj con empeño y coraje, también con miedo.
Porqué te quiero mi querido paciente? Porque te quiero....
Frágil, con mil y una patología, sencillo y humilde así te ví.
Ganas de arroparte, protegerte, así lo hice.
Leía en tus ojos una profunda tristeza que intentaba paliar con esa videollamada desde mi móvil. Momentos de sonrisas y paz. Momentos sentidos, queridos, tu ánimo subía como la espuma y todo se desvanecía al acabar la llamada.
A tí, y a tantos, que su rostro hoy se desdibuja en mi mente.
A ese policía que acababa de ser padre primerizo y con su hijo en brazos, con un miedo que su mirada lo detataba. No paraba de llorar. Ayudarle y mil mimos darle. Todo está bién. No sufras le decía, mañana estarás en casa.
Los días pasaban. Los pacientes aumentaban. Todo era lucha, estrés, horas de sabor a "No te voy a dejar mi querido paciente, eso nunca, aunque me muera".
LLegó ese día y al comienzo de la guardia me dijeron que ya no estabas, te habías ido para no volver. Rabia y mucha. Lágrimas desconsoladas por no haberte salvado la vida.
Cansancio y palpitaciones no sentía. Era pura energía. Más esa noche fatídica al acabar mi turno de vuelta a casa me desperté asustada. Cuanta hierba!!!... ¿dónde estoy? estaba en una cuneta de la M-104, Estoy bien, me repetía, gracias a Dios...
Desperté de esa pesadilla. Ojalá que hubiera sido un mal sueño. Por suerte estoy bien. Un ejército de Ángeles me cuidaron para seguir mi camino.
Con el mismo entusiasmo de siempre, con la misma pasión, vuelvo a la rueda de la vida, donde sigo con el mismo punto de enfoque. Esa mirada terapeútica de hacer el bien.
Este relato corto sin ánimo de ser premiado queda reflejado este sentimiento innato de tantos sanitarios atrincherados y en alerta por si vuelve la revuelta.
Deseo y espero no se vuelva a repetir.
Que se abrace a los sanitarios como ellos abrazan cada día a sus pacientes es mi deseo.
Autora: Victoria Martín Egido.
Buenos días, que bonito, que bien explicado. QUE GRANDES SOIS, nunca estará agradecida vuestra labor. Cuidate mucho, besos.
ResponderEliminarMuchas gracias Inmaculada por dedicar tu tiempo comentando el artículo que con lágrimas escribí, seguimos al pié del cañón, en la brecha , la guerra continúa y la batalla es una pesadilla que no se acaba. Deseo que te cuides, y que consigamos vencer la pandemia. Un abrazo entrañable. Victoria autora del blog.
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